La vitamina A es necesaria para la función de las células nerviosas sensibles a la luz en la retina del ojo, también ayuda a mantener saludable la piel y el revestimiento de los pulmones, el intestino y el conducto urinario, además es buena para fortalecer el sistema inmune.
Por lo anterior, la deficiencia de esta vitamina puede causar múltiples daños a la salud, por ejemplo: es la causa frecuente de ceguera, de xeroftalmía, la piel se vuelve reseca y escamosa, el revestimiento de los pulmones, del intestino y de las vías urinarias se hace más grueso, además las infecciones son más frecuentes, sobre todo en bebés y niños.
Un síntoma prematuro de la carencia de ésta es la ceguera nocturna, causada por un trastorno de la retina, al cabo de poco tiempo, el blanco de los ojos y las córneas empiezan a secarse y a esto se le conoce como xeroftalmía.
Los trastornos que afectan la absorción de las grasas también pueden reducir la cantidad de vitamina A en el organismo, la cirugía del intestino o del páncreas puede causar el mismo efecto, de acuerdo con el Manual de Merck de Información Médica General.
El diagnóstico se basa en los síntomas, el tratamiento consta de la administración de dosis altas durante varios días, si los síntomas persisten después de dos meses, los médicos generalmente realizan las pruebas necesarias para detectar un trastorno que pueda estar alterando la absorción de las grasas.
Pero, ¿Dónde encontramos la vitamina A?
Si hay un factor que todos los expertos coinciden en señalar como absolutamente indispensable para tener, y mantener, un buen estado de salud general y una buena vista ese es, sin lugar a dudas, el llevar una dieta equilibrada, que contenga todas las vitaminas y los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del organismo. Y dentro de estas vitaminas hay una que destaca por ser especialmente buena para la vista: nos referimos a la vitamina A.
¿Qué es la vitamina A y por qué es tan beneficiosa?
La vitamina A se caracteriza por tener unas grandes propiedades antioxidantes. Por lo tanto, tienen la capacidad de proteger a las células del organismo de los radicales libres, que son los causantes del envejecimiento, retrasando así muchos de sus signos, síntomas y enfermedades asociadas al paso del tiempo.
Los beneficios de la vitamina A en lo que al sentido de la vista se refiere son:
- Frenar la pérdida de la agudeza visual propia del envejecimiento.
- Proteger a la retina de su deterioro y de posibles enfermedades.
- Reducir el riesgo de desarrollar enfermedades oculares relacionadas con la edad, como puede ser la degeneracion macular o las cataratas.
- Prevenir enfermedades derivadas de problemas en la tensión ocular, como el glaucoma.
- Mejora notablemente la visión nocturna.
¿Qué alimentos contienen vitamina A?
Son muchos los alimentos que contienen vitamina A, incluyendo todos los vegetales de hoja verde oscura y las frutas de color naranja, verde o amarillo.

A continuación, os presentamos una lista con los alimentos con una mayor cantidad de vitamina A:
- Lácteos: leche, mantequilla y queso cheddar.
- Vegetales: zanahoria, brócoli, batata, col y espinacas.
- Fruta: melón, albaricoque y mango.
- Alimentos de origen animal: ternera, pollo, pavo y pescado.
¿Cuál es la mejor dieta para la vista?
Además de suficiente vitamina A, para acabar de fortalecer nuestra vista nuestra dieta diaria debe caracterizarse por:
- Presencia habitual de alimentos que contengan Omega 3, un ácido graso muy eficaz para fortalecer la retina y que nos protege del ojo seco y de diversas enfermedades degenerativas de la vista. Si tomamos con frecuencia pescados como atún, salmón, sardinas o caballa nos aseguramos de que estamos ingiriendo las dosis necesarias de Omega 3.
- Alimentos ricos en luteína para fortalecer la retina y del cristalino que en parte están compuestos de dicha substancia. Para ello debemos incluir en nuestra dieta las espinacas, la col, la berza y el brócoli.
- Minerales como el selenio y el zinc, presentes en muchos vegetales, cereales, legumbres y frutos secos.
- Vitamina C, muy abundante en los cítricos y vitamina E, un gran antioxidante natural que podemos encontrar también en cantidades importantes en las almendras y otros frutos secos y en las espinacas.
Para que sea efectiva, debemos acompañar la dieta óptima con hábitos de vida saludables: practicar ejercicio con regularidad y en la medida de nuestras posibilidades, intentar controlar el estrés, no fumar ni beber alcohol en exceso y hacernos chequeos médicos con frecuencia, incrementándolos a medida que vayamos cumpliendo años.
Fuente: Notimex y Clínica Baviera